martes, 14 de abril de 2020

¿QUÉ NOS DICE LA CALIDAD DEL AIRE SOBRE LA RESPUESTA DE AMÉRICA LATINA A LA CRISIS DEL CORONAVIRUS?

A finales de marzo, la población de Lima vio algo realmente fuera de lo común: un cielo azul, claro y despejado. Famosa por su bruma gris siempre presente, Lima es una entre tantas ciudades que ha experimentado una mejora notable en la calidad del aire debido a que las medidas de distanciamiento social para combatir el coronavirus (COVID-19) han hecho que la gente permanezca en sus casas y los negocios cambien su manera de operar. Mientras el distanciamiento social pareciera estar desacelerando la propagación del virus en otras regiones del mundo, es todavía muy pronto para sacar conclusiones sobre América Latina y el Caribe dado el retraso en la llegada del COVID-19 a la región. Monitorear los cambios en la calidad del aire podría darnos una aproximación general del nivel en que las economías se están desacelerando.

Las medidas de calidad del aire se basan en la concentración de contaminantes comunes. Uno de estos, dióxido de nitrógeno (NO2), proviene de la quema de combustibles fósiles por automóviles, autobuses, plantas eléctricas, hogares, instalaciones industriales, y otras fuentes. Altas concentraciones de NO2 en el aire pueden generar efectos adversos, tanto para la salud humana como para el ambiente.
Actualmente, el NO2 puede medirse globalmente gracias a datos capturados por el satélite Copernicus Sentinel 5-P. Los resultados ya muestran que la crisis del coronavirus ha disminuido la contaminación por NO2 en China y Europa, donde las cuarentenas se han establecido.
¿Cómo está cambiando la calidad del aire en América Latina y el Caribe?
Analizamos los datos para 11 ciudades en la región y observamos disminuciones notables en los niveles de concentración de NO2, particularmente en ciudades que han establecido cuarentena total como Bogotá, Lima, Buenos Aires, Medellín, Quito y Guayaquil.  Para este análisis, comparamos los niveles de NO2 en los últimos 10 días de marzo 2020 (22-31 de marzo) con aquellos observados en los primeros 10 días del mes (1-10 de marzo). Los primeros días de marzo son utilizados como punto de referencia, o como un escenario habitual, dado que los casos de COVID-19 todavía eran bajos en la región y casi ninguna medida de distanciamiento social había sido implementada por los países.
Las comparaciones visuales son incluso más sorprendentes en ciudades donde hay cuarentena total. Para las ciudades con medidas menos estrictas de distanciamiento social, el panorama es más variado. En algunas ciudades, como Río de Janeiro, hay disminuciones marcadas en la concentración de NO2. En otras, como Santiago de Chile, Ciudad de México, y São Paulo los cambios son menos pronunciados.
Si bien los datos satelitales hacen que sea más fácil medir las concentraciones de NO2 alrededor del mundo, el NO2 es uno de tantos contaminantes que afectan la calidad del aire. Otros causantes son el monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2), y ozono (O3), así como material particulado (PM10 y PM2.5). Los efectos adversos a la salud de estos contaminantes, y la habilidad de las ciudades para monitorear la calidad del aire, depende del clima local, el viento, y de factores ambientales. Monitorear contaminantes también requiere instalar estaciones de monitoreo a lo largo de una ciudad, para crear un sistema de alerta de la calidad del aire que capture los datos en diferentes áreas de las ciudades. Si bien algunas ciudades de la región tienen numerosas estaciones para monitorear la calidad del aire, como Ciudad de México (35), San Pablo (29),  o Santiago (13), la mayoría no las tiene.
Por lo tanto, nuestros resultados muestran solo una aproximación del impacto de la pandemia en la calidad del aire. Idealmente, se necesitan más datos para entender mejor qué está ocurriendo en el terreno, particularmente en ciudades donde vemos cambios menores en los niveles de concentración de NO2. Por ejemplo, una entrada reciente en un blog del BID basado en datos reportados por estaciones de monitoreo de la calidad del aire, muestra que, en Santiago de Chile, la crisis del coronavirus ha causado una disminución consistente de CO y de material particulado. También necesitamos comprender mejor cuáles medidas específicas de distanciamiento social están causando estos impactos.
En general, nuestros datos muestran una tendencia decreciente en la concentración de contaminantes del aire al observar los niveles de NO2, particularmente en países en cuarentena total. Esta tendencia podría indicar que la actividad económica se está desacelerando en la región, indicando la necesidad de un análisis más profundo para entender qué áreas de la economía están más afectadas por esta crisis.
¿Tendremos cielos azules después de COVID-19?
Una preocupación clave es si el aire más limpio que observamos en la región durará solo mientras lo haga la crisis. Datos de China muestran que los niveles de contaminación han ido aumentando a medida que las personas reanudan sus actividades económicas regulares. Además, una vez los negocios pasen de modo crisis a modo recuperación, estos podrían verse obligados a priorizar gastos urgentes sobre inversiones amigables con el medio ambiente.
Pero ¿y si los cielos azules que vemos hoy en Lima y en otras ciudades vislumbraran lo que nos pudiese deparar el futuro si los sectores públicos y privados tornaran esta crisis sin precedentes como una oportunidad para repensar los negocios y reconstruir de una manera más sostenible? Muchas instituciones, empresas, y trabajadores se han dado cuenta de que trabajar desde casa y renunciar a los desplazamientos hacia sus trabajos es, de hecho, posible. También podríamos observar más negocios digitales operando en el futuro y una mayor variedad de opciones para entregas a domicilio. Este momento de aire más limpio que se vive en las ciudades también podría incentivar que se intensifiquen los esfuerzos actuales por electrificar el transporte público en las ciudades de América Latina y el Caribe.
Si bien existe aún mucha incertidumbre, está claro que nosotros como banco de desarrollo debemos continuar monitoreando los cambios que ocurren en nuestra región durante esta crisis, para proveer apoyo oportuno y ayudar a los países y al sector privado a recuperarse en un camino hacia el crecimiento sostenible.
Los resultados del análisis se encuentran ya publicados en el TABLERO DE IMPACTO DEL CORONAVIRUS en la sección de “Calidad del Aire”. Del Banco Interamericano de Desarrollo.

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