El pasado 20 de
junio, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció un acuerdo con el
Gobierno de la República de Argentina con relación a un crédito Stand-By por un
monto de USD 50.000 millones. El mismo ha sido anunciado como una necesidad
para generar confianza en los mercados externos y domésticos, así como de
reducción de las necesidades de deuda externa argentina. La situación
durante el primer semestre del año 2018 ha sido cambiante para la economía de
dicho país. El frente externo muestra una condición vulnerable al tener un
déficit fiscal cercano al -5% del PIB, el más alto registro de los últimos 20
años. La Inversión Extranjera Directa y de Portafolio no ha sido tan dinámica,
lo cual aumenta la relación de financianmiento de la balanza de pagos del
endeudamiento externo. En el terreno fiscal, el déficit del sector público
alcanza un faltante cercano al 6% del producto. En el corto plazo, un fenómeno
de sequías afectó negativamente el sector agropecuario e impactó adversamente
el volumen de la oferta exportable, la inversión privada, y el consumo de
bienes en las zonas rurales asociadas al choque. Adicionalmente, el
contexto financiero internacional se ha complejizado recientemente. Por una
parte, la elevación de los rendimientos de los bonos del tesoro de Estados
Unidos (a niveles cercanos al 2.9%) ha marcado nuevos referentes de riesgo más
altos, en contra de los activos financieros de los mercados emergentes.